Por libre. Pilar

Llevo algún tiempo barruntándolo, dándole vueltas, hablando con algunas (pocas) personas. La decisión es importante: asumir la responsabilidad de llevar de nuevo el andalucismo al Ayutamiento de Sevilla, pero además, y sobre todo, emprender la tarea de volver a conectar la ciudad con su Ayuntamiento.

Porque eso es lo que vengo observando y lo que me vienen contando la gente de Sevilla: es tan grande la distancia que separa a la ciudad de su Ayuntamiento que coexisten, de hecho, una sin el otro y viceversa: la ciudad sin Ayuntamiento y el Ayuntamiento sin ciudad.

Digo conscientemente Ayuntamiento y no sólo gobierno. El problema de Sevilla no es sólo el equipo formado por PSOE-IU que, en teoría, dirige la ciudad y en la práctica la desgobierna. Se añade, además, la oposición del PP que es más nominal que real porque se basa en una confrontación aburrida y estéril. Piensen, por ejemplo, qué ocurriría si al Alcalde de Sevilla se le ocurriera ser candidato al cementerio nuclear que parece rifar el gobierno de ZP, ¿defendería Arenas también en este caso la autonomía municipal para tomar la decisión? ¿defiende Arenas en Sevilla lo mismo que en Castilla-La Mancha? ¿y en Hornachuelos (Córdoba, Andalucía), donde está desde hace muchos años el único cementerio nuclear que hasta ahora ha habido en España, qué defiende Arenas?... en fin, volviendo a Sevilla, que la suma del gobierno y la oposición es cero, que la ciudad no avanza, que está sedada, que tiene problemas que nadie resuelve y para los que nadie plantea soluciones.

A mí me interesa la Sevilla real, la que tiene rostro y problemas, la que tiene piel y esperanzas. Me interesa la Sevilla que expresa deseos de cambio, la que no se conforma, ni se resigna ni se queda en el lamento. De esa Sevilla real quiero ser portavoz en el Ayuntamiento, a esa Sevilla real me ofrezco para liderar el cambio que necesitamos. Cambio para no retroceder, cambio para despertar, cambio para avanzar, cambio basado en valores inequívocamente progresistas.

No hago milagros ni tengo remedios mágicos. Tengo ideas, coraje, buenos y honestos compañeros y compañeras, energía y esperanza. Conozco el esfuerzo y el sacrifcio, no renuncio a la sonrisa, me gusta la distancia corta y soy dialogante. Quiero ser Alcaldesa porque puedo ser útil, porque los sevillanos necesitamos que se gestione con eficacia este tiempo tan difícil y gestionar las dificultades es algo que sabemos hacer las mujeres. Quiero que en el Ayuntamiento se hable del paro de los sevillanos y se planteen soluciones y del equipamiento de los barrios de Sevilla, y de austeridad con auditoría incluída, y del metro, y del Guadalquivir...... de estas cosas ahora no se habla en el Ayuntamiento.

Soy andalucista, he elegido la opción política más difícil, pero también la más comprometida y la más apasionante. No entiendo Sevilla al margen de Andalucía ni Andalucía sin Sevilla. Confío en los andaluces y andaluzas de Sevilla, en ellos reside la clave del cambio; confío en que consigamos entre todos una posición activa y dinámica y así podremos hacerlo.

Los andalucistas de Sevilla estamos en marcha, frente al desánimo de otros, nosotros tenemos esperanza y empezamos a construir la respuesta para vislumbrar el futuro.

Después de darle una pensada, asumo con ilusión, con ganas, con emoción, con alegría, con gratitud y con responsabilidad la tarea que me encomiendan mis compañeros, la tarea de que el andalucismo vuelva a ser el punto de cordura y de equilibrio que necesita Sevilla.